5 razones para visitar el Jardín Japonés de Buenos Aires
Volví a visitar el Jardín Japonés de Buenos Aires y es tan maravilloso como lo recordaba. Sus rincones lo hacen, sin dudas, un lugar mágico, ubicado en el pleno corazón de la ciudad.
La armonía y la tranquilidad del Jardín Japonés, sus flores de cerezos, violetas nenúfares, brillantes hojas amarillas del ginkgo biloba, caminos de azaleas, lo hacen especial. Lo que más me gusta es que esa riqueza natural, y esa paz, contrasta con el caos y el ruido de la ciudad.
Es un lugar ideal para olvidar lo cotidiano. Tomarse una pausa. Hacer un rato de instrospección, pensar, tomar un respiro interior.
Los puentes y sus simbolismo
Sus puentes tienen todo un simbolismo. Son la imagen más emblemática del Jardín Japonés.
Uno de ellos, curvo de color rojo, genéricamente denominado taiko-bashi, conduce a la “isla de los dioses y los tesoros” y para un mortal no debe ser sencillo llegar a los dioses. En esa isla hay, además, una pequeña cascada que representa el origen de la vida.
En otro sector del jardín hay un puente muy singular llamado yatsu-hashi, o “puente de las decisiones”, cuya forma en zig-zag deriva del ideograma que simboliza el número 8. Como una especie de plataforma truncada, casi al ras del agua, que según dice la tradición las personas deben atravesar antes de tomar una decisión importante. El puente conduce a la “isla de los remedios milagrosos”.
Innumerables especies de plantas, flores y árboles –tanto autóctonos como orientales– se encuentran sobre toda la superficie del Jardín Japonés: bambúes, cerezos, ginko bilobas, pinos y plantas japonesas como la sakura, el acer palmatum y las azaleas.
En los estanques llaman la atención los coloridos peces carpa, o koi, tan atrevidos que basta con que una persona se acerque a la orilla para que saquen la cabeza abriendo la boca y pidiendo de comer.
Nadie que esté por Buenos Aires debería dejar de visitarlo.
En esta nota les cuento por qué.
Qué ver en el Jardín Japonés de Buenos Aires: 4 razones para no dejar de visitarlo
1-La historia del Jardín Japonés de Buenos Aires
Me sentiré sumamente complacido si una visita nuestra, aunque sea de corta duración, nos permite servir de puente [entre Japón y Argentina] para un más estrecho vínculo…»
(Akihito- 15 de mayo de 1967).
Ese fue el deseo del entonces príncipe heredero al Trono Imperial del Japón, Akihito, al tocar por primera vez en la historia el suelo argentino junto a su esposa, la princesa consorte Michiko.
Y podríamos decir que su deseo se cumplió al ver hoy un jardín japonés en Buenos Aires que ha perdurado en el tiempo, como expresión viviente y material de la eterna amistad entre Argentina y Japón.
Inaugurado el 17 de mayo de 1967, fue proyectado y construido por la colectividad japonesa, y luego ser donado por intermedio de la Embajada del Japón, a la Municipalidad de Buenos Aires, en agradecimiento al pueblo argentino por ser el país que le abrió sus brazos en tiempos de inmigración.
La idea surgió con el propósito de crear un hermoso lugar perdurable de encuentro entre la colectividad japonesa y los príncipes herederos al trono imperial, Michiko y Akihito, quienes pronto vendrían a la Argentina.
Aquella visita, pactada para mayo de 1967, era un acontecimiento único sin precedente alguno, ya que por primera vez, un miembro de la familia imperial visitaba el país.
Fue así que con esfuerzo y dedicación lograron, en tan sólo 50 días, juntar fondos suficientes y crear una belleza única e inigualable en la Ciudad de Buenos Aires.
2-Conectar con la naturaleza y la cultura oriental
Los años pasaron y el jardín creció en admiración y prestigio, a tal punto de ser considerado un «pequeño Japón en Argentina» y un «pulmón de armonía y tranquilidad en medio de la gran ciudad», siendo uno de los lugares más elegido por los viajeros en busca de cultura japonesa y paz interior.
Es así que en el año 2004, la Secretaría de Turismo de la Ciudad de Buenos Aires declaró al Jardín Japonés «sitio de interés turístico» y, en el año 2008, el Poder Ejecutivo Nacional lo declaró «bien de interés histórico y artístico de la Nación».
Es un espacio donde la naturaleza se mezcla con la mano del hombre, dando postales bellísimas en cada momento del día. Desde delicadas flores de cerezos en julio, violetas nenúfares en verano, brillantes hojas amarillas del ginkgo biloba en otoño, hasta caminos de gigantescas azaleas en septiembre hacen que cada estación del año, posea su encanto y muestren el transcurrir del tiempo, el transcurrir, de la vida misma.
Algunos pueden recorrerlo media hora, otros, en cambio, pueden pasar horas y horas contemplando y saboreando esa síntesis de la naturaleza, ese microcosmos de paraíso.
3-Comer en el restaurante del Jardín Japonés, una buena opción gastronómica en Buenos Aires
El Jardín Japones les ofrece tranquilidad y el más pintoresco paisaje. Dentro del mismo cuenta con un impecable restaurant para compartir lo mejor de la cultura del arte culinario japones. Muchos lo eligen simplemente por el sushi, que se elabora a la vista de los comensales, pero también cuentan con deliciosos platos de la cocina. La experiencia se exacerba por la noche, convirtiéndola en un momento único.
Podrá optar por mesas al estilo japonés donde deberá descalzarse. La tenue iluminación, su acertada decoración minimalista y un esmerado servicio hacen que las visitas los elijan una y otra vez. Sugerencia de la casa: pida una mesa cerca de la ventana, y deje que sus sentidos lo lleven a la construcción de un recuerdo inolvidable.
4-Visitar el vivero, el mejor lugar para conseguir un BONSAI en BA
En uno de los extremos del jardín, el Vivero Kadan ofrece exposiciones de arbolitos bonsai, que también están a la venta.
Antes de comprar, sin embargo, conviene recordar que si se los quiere mantener primero habría que hacer el curso de un día que ofrece el vivero.
Un bonsai, de hecho, no es una planta modificada genéticamente sino un árbol al que se le cortan sistemáticamente las ramas y raíces para que pueda vivir sin crecer dentro de una maceta. Por eso sin el correspondiente cuidado no se pueden mantener en buenas condiciones.
Además, el vivero es proveedor de todos los insumos y variedades de plantas que componen el hermoso paisaje del jardín japones, como bonsai, azaleas, kokedama, orquídeas y faroles de cemento entre otros.
Tiene todo lo necesario para poder tener un jardín en casa y experimentar el arte de la jardinería.
Ofrece plantas, kokedama, accesorios, servicios de mantenimiento, asesoramiento para balcones, terrazas, patios y espacios reducidos. Herramientas y máquinas con tecnología inalámbrica Makita.
5-Descubrir la casa de artesanos
Al ingresar a la Casa de Artesanos Aomori ken -ubicado a pocos metros de la entrada principal-, se pueden encontrar una cantidad de objetos ideales para llevarse un recuerdo de la cultura japonesa.
Artesanías basadas en diferentes técnicas japonesas como el origami. También se pueden encontrar productos típicos de Japón, como los maneki neko, daruma, omamori, kokeshi, shisa, hachimaki, entre otros.
«Dependerá de cada uno, experimentar el silencio, permitirse sentir y respirar ese aire puro que nos regala el Jardín Japonés de Buenos Aires».
El Jardín Japonés en pandemia
Como es sabido, desde que comenzó la pandemia, y el Jardín Japonés reabrió, mantiene una serie de protocolos para el cuidado sanitario.
Está abierto todos los días de 10 a 18:45 hs
– Hay un sólo lugar de ingreso sobre la Av. Berro (esquina Av. Casares).
– Previo al ingreso, los visitantes deberán formar fila respetando la distancia mínima de 2 metros entre cada persona.
– Se toma la temperatura a los visitantes antes de ingresar siendo su límite 37,5 C°.
– Se brinda alcohol sanitizante.
– El uso de tapaboca durante el paseo es obligatorio
– Habrá un solo sentido de circulación señalizado y asistido por el personal del Jardín.
– Habrá una única salida sobre la Av. Casares y Libertador.
Por cualquier duda comunicate por mail a informes@jardinjapones.org.ar
Por teléfono al (011) 4804-9141
O por Whatsapp al 1122572130